viernes, 18 de octubre de 2013

La miseria del mundo rural en el siglo XVII: el caso de Aldeanueva de Ebro

El siglo XVII español, está marcado por la crisis demográfica y económica. A la propagación de las pestes, se une unas muy malas cosechas cerealísticas ocasionadas por sequías prolongadas que producen una clara disminución de la población. En el medio rural a esta disminución natural de la población se une la emigración de los habitantes de los lugares de pequeña población hacia las villas o ciudades cabeza de los municipios, lo que provocará el abandono de muchas tierras y la desaparición de algunos de estos lugares.


Las causas de este éxodo rural se han atribuido fundamentalmente a la tremenda presión tributaria que la política imperialista de la monarquía ocasionó, y que recayó sobre todo en las pequeñas entidades.

Los tributos excesivos y en particular el de "millones", arruinaron a la población agrícola. Los lugares de corto vecindario se verán más duramente castigados al tener menos posibilidades de defensa contra los excesos de los recaudadores, contra los ricos y poderosos que recurrían a todos los medios para librarse de los pagos, y contra las injusticias de las ciudades cabeza de partido, que para aligerar sus cargas agravaba la de las aldeas.

Aldeanueva de Ebro no fue ajena a esta situación de miseria que abatió a la práctica totalidad de las aldeas castellanas. A mediados del XVII la sequía y la piedra dejó al pueblo sin grano para poder sembrar, y mucho menos podía hacer frente al pago de los impuestos, por lo que se hallaba gravemente endeudado, de manera que en el 1650 debía a la Hacienda Real 15.00 reales:
  • 7.000 reales de atrasos de los repartimientos de quiebras de millones
  • 1.000 reales de los servicios de millones corrientes
  • 3.000 reales del servicio Real
  • 2.000 reales de alcabalas
  • 2.000 reales del uno y dos por ciento.

Para el cobro de la deuda llegaron al pueblo dos recaudadores ejecutores, el uno de Soria y el otro de Logroño quienes durante 3 y 6 meses respectivamente fueron "saqueando" a todos los vecinos, vendiendo los bienes que poseían, incluyendo todos los enseres de las casas, y las propias casas. Además los aldeanos tenían que hacerse cargo del pago de las elevadas costas y salarios de dichos ejecutores.

Esta situación provocó el abandono masivo del lugar, hallándose cercano al despoblamiento, situación limite que llega a producirse en otros muchos lugares castellanos. Para hacer frente a esta situación el pueblo pidió a Felipe IV que le rebajase el tributo y se le concediese un plazo de demora para pagar lo adeaudado; petición que fue atendida, concediendosele el 8 de abril de 1651 la Real Provisión que en parte se transcribe:
Don Phelipe por la gracia de Dios Rey de Castilla... [...]

Saved que por parte del lugar de Aldeanueva jurisdicion de la ziudad de Calaorra se dio peticion en la comision del Reyno de la administracion de millones refiriendo la grande miseria y proveça con que sus veçinos se allavan en tanto grado que no tenian caudal para poder granjear y cultibar sus haçiendas por causa de los malos temporales y corta cosecha de frutos que avia avido en los terminos del dicho lugar los años pasados por averse apedreado en tanta forma que no se avia cojido vino para su consumo ni grano que poder bolver a sembrar sino muy pocos y por la mala calidad de la tierra no avian avido con que se allava para despoblarse el lugar por ser de corta vecindad y allarse deviendo a la Hacienda siete mill Reales de atrasados de los repartimientos de quiebras de millones, mill Reales de los servicios de millones corrientes, tres mill Reales poco mas o menos del servicio Real, dos mill reales de alcavalas y otros dos mill del uno y dos por çiento todo adeudado en los años de servicios y quarenta y siete quarenta y ocho y quarenta y nuebe.
A cuya cobrança estavan dos executores el uno despachado por la dicha ciudad de Soria mas avia de tres meses con quinientos maravedis de salario y el otro por la ciudad de Logroño por lo que tocava a las alcavalas mas avia de seis meses con quatro cientos maravedis de salario vendiendoles sus bienes y omenajes de casa a los vezinos con que muchos avian desamparado sus haciendas dejandolas sin labrar, y lo que peor era para lo que yba corriendo de los dichos servicios no tenia medio para poderlo satisfacer por que seria forçoso desamparar los vezinos el lugar no se proveyendo del remedio para lo qual suplico que atento las causas referidas y las demas que contavan de los testimonios que presento se le hiçiese baja de las dos terçias partes de todos los devitos atrasados y en la misma forma en lo que adelante corriese y por lo que restaba se le diesen quatro o cinco años de espera para satisfacerlo y se mandase a los executores cesasen en sus comisiones sin causar mas costas y salarios y los que ubiesen cobrado y causado se tassasen a una cantidad moderada y fuese por quenta de los principales.
[...]
nos consultado acordamos dar la presente por la qual mandamos que de lo que toca a los repartimientos de quiebra de millones se le baje la tercera parte para adelante y tambien la tercera parte de lo que deve atrasado de los dichos repartimientos y el resto lo pague en dos años y cuatro pagas yguales obligandose a ello el dicho lugar y vezinos particulares en la forma y conformidad que tenemos resuelto y los unos y los otros no agais lo contrario pena de la nuestra merced y de treinta mill maravedis[...]
Fecho en Madrid a veinte y ocho de Abril de mill y seiscientos y cinquenta y un años

1651, abril, 28. Madrid
Real Provisión por la que Felipe IV concede al lugar de Aldeanueva la bajada de una tercera parte de los repartimientos de quiebra de millones, dada su situación de misería, así como la rebaja de una tercera parte de lo que adeuda de dichos repartimientos, y le da el plazo de 2 y cuatro años para que haga efectivo su pago.
Original, 1 hoja tamaño folio, sello de placa, mala conservación.
Archivo Municipal de Aldeanueva de Ebro, Caja 2, carpeta 11.



PRADO MARTÍNEZ, Miguel Ángel del (1992). La miseria del mundo rural en el siglo XVII, La Brújula: Guía informativa de Aldeanueva de Ebro, n. 12 (feb. 1992)

lunes, 14 de octubre de 2013

Aldeanueva de Ebro frente a la peste en el año 1600

La peste en La Rioja

En el cambio del siglo XVI a XVII se produjo una de las epidemias de peste que con mayor virulencia atacó a la Corona de Castilla. La Rioja se vio alcanzada por la epidemia en la primavera de 1599 procedente de Navarra, propagándose inicialmente por el camino de Santiago. Los embates más virulentos tuvieron lugar entre el verano y otoño de 1599 afectando principalmente a los núcleos urbanos y a las comarcas más pobladas de la Rioja Media y Alta. Al año siguiente, la epidemia adquirió una mayor difusión, alejándose de la ruta jacobea.


La peste llega a Calahorra

A principios de septiembre de 1600 se detectaron los primeros casos en la ciudad de Calahorra, el día 20 de septiembre se procedió a quemar enseres y a evacuar determinadas casas  por sospechas de un contagio, pero no será hasta el 15 de octubre cuando se reconozca abiertamente la existencia de la peste. A partir de entonces se dará asistencia a pobres, enfermos y convalecientes en hospitales y casas habilitadas, se quemarán las ropas de los apestados, el cabildo organizará rogativas. Días después, se estableció un estricto aislamiento de los enfermos. Ante la propagación de la peste, las autoridades civiles y eclesiásticas así como las personas principales huyen de la ciudad, las instituciones funcionan con dificultad, se suceden los robos y saqueos en heredades y viviendas abandonadas…

La reacción de las aldeas de la ciudad                    

Para defenderse del riesgo de contagio, los vecinos de Aldeanueva, Rincón de Soto y Murillo, aldeas de la ciudad de Calahorra buscan el auxilio de Felipe III, exponiéndole al monarca como en Calahorra “desde mediado de mes de setiembre pasado deste año en la dicha ciudad avia tocado la enfermedad de peste y las contagiosas de carbuncos y secas lo qual se yva acrecentando de manera que la dicha ciudad se iba despoblando de jente

A comienzos del siglo XVII, la  principal medida empleada para defenderse de la peste era el sistemático bloqueo de las poblaciones, estableciendo cordones sanitarios que los aislasen del con­tagio. Romper este aislamiento conllevaba un riesgo al que estaban siendo expuestos los vecinos de las aldeas de Calahorra quienes se veían obligados a tratar con las autoridades de la ciudad, quienes abusando de sus prerrogativas entraban en las aldeas. Así se lo hacen saber al rey:

respeto de ser la dicha ciudad caveça y jurisdicion desos dichos lugares con la mano de justiçia y razon que tenian por fuerça y contraria boluntad se entravan en esos dichos luga­res socolor y diciendo que yban a exerçer su jurisdiçion de lo qual podrian resultar muchos yncombinientes y apestarse esos dichos lugares […] por causa de no guardarse esos dichos lugares de la gran enfermedad tocase en ellos padeçeria mucho travajo toda aquesa tierra.

El miedo a la peste era tan grande que si una población entraba en contacto con apestados ya nadie quería comerciar con ellos, con lo que al peligro sanitario se unía el problema económico. Por ello el trato con los vecinos de Calahorra hacía peligrar no solo la salud de los lugares de Aldeanueva, Rincón de Soto y Murillo, sino también el comercio de vino y pan que estos realizaban tanto en la comarca como en tierras alavesas y viz­caínas.

respecto de ser esos dichos lugares tales aldeas de la dicha ciudad a los vezinos dellos se les ynpidia y estorvaba el comerçio y entrada en las demás ciudades, villas y lugares comarcanos
[…]
a los vecinos dellos se les quitava el comerçio con otros lugares y cesavan sus tratos y grangerias de que os benia notable daño por tener como tenia cada uno desos dichos lugares más de quatrocientos vecinos y su trato y grangeria hera proveherse de bino y pan todas las montañas tierras de Alava, Bizcaya y serrania

Por todo ello solicitan a Felipe III que les diese “licencia y facultad para que os guardasedes de la dicha ciudad de Calahorra y vecinos y que la justiçia de la dicha ciudad por fuerça y contra buestra boluntad no entre en esos dichos lugares socolor de exer­cer jurisdicion en ellos

El rey se muestra favorable a lo solicitado, por lo que el 9 de noviembre de 1600 les concede concede a los luga­res de Aldeanueva, Rincón de Soto y Murillo, licencia "para que por el tiempo que durare la gran enfermedad de peste en la dicha ciudad de Calahorra os podais guardar della y sus vecinos y de su trato y comunicaçion sin que por ello caigais ni yncurrais en pena alguna ni que por la justiçia de la dicha ciudad en ello os sea puesto enbargo ni ynpidimento alguno”.

El final de la peste

A mediados de noviembre, a los pocos días de obtener la licencia real, la enfermedad remitió. A lo largo de diciembre, la vida volvió a normalizarse en la ciudad de Calahorra y finalmente el 16 de enero de 1601 se declaró la salud de la ciudad.


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES

GURRÍA GARCÍA, Pedro A. La peste de 1600: En Historia de Calahorra. Calahorra: Amigos de la Historia de Calahorra, 2011, p. 255-256

LAZARO RUIZ, Merecedes y GURRIA GARCÍA Pedro A. La crisis de mortalidad en La Rioja (siglos XVI-XVIII). Logroño: Instituto de Estudios Riojanos, 1989

PRADO MARTÍNEZ, Miguel Ángel del (1992). Aldeanueva frente a la peste en el año 1600, La Brújula: Guía informativa de Aldeanueva de Ebro, n. 11 (en. 1992)

REAL PROVISIÓN por la que Felipe III concede a los luga­res de Aldeanueva, Rincón de Soto y Murillo, licencia para que mien­tras dure la epidemia de peste en la ciudad de Calahorra, no tengan trato y comunicación con sus vecinos, sin por ello incurrir en pena alguna. 1600, noviembre, 9. Madrid. Original, 1 hoja tamaño folio, sello de placa desa­pareci­do, mala conservación. Archivo Municipal de Aldeanueva de Ebro, Caja 2, carpeta 2

jueves, 10 de octubre de 2013

Requisitos archivísticos en la implantación de la administración electrónica de las entidades locales

Los archiveros siguen cumpliendo sus funciones esenciales, también en la era electrónica, aunque necesitan rearmarse intelectualmente para poder aportar valor añadido tanto en la defi­nición de las políticas de administración electrónica, como en la formulación funcional de los sistemas de información que soporten gestión documental y archivo electrónico.

Tomando como referencia el marco jurídico español, y las normas de carácter técnico, tanto nacionales como internacionales, que inciden de manera directa en la de­finición de las políticas de gestión de documentos, y en la ejecución de la función de archivo en las organizaciones la Mesa de Trabajo de Archivos de la Administración Local ha elaborado “Requisitos archivísticos en la implantaciónde la administración electrónica de las entidades locales que no pretende ser un manual de gestión documental, sino un práctica guía que permita tanto al archivero, como a la dirección de las organizaciones, disponer de una base teórica de referencia para abordar con éxito cualquier proyecto de gestión documental y archivo.

lunes, 7 de octubre de 2013

La construcción de una bodega en el siglo XIX

Construir una bodega nunca ha sido una empresa fácil, y es que incluso las más modestas construidas en el interior de las casas en las que se elaboraba el vino para el autoconsumo familiar, implicaban una inversión económica que no estaba al alcance de todas las familias. Evidentemente cuando se superaba este marco doméstico y se proponían construir una bodega en la que elaborar vino para el mercado, se disparaban los costos y era necesariro emprender un proceso complejo que podía implicar desde la consecución de financiación, a la adquisicón del terreno en el que construir la bodega, proyectar la obra, conseguir las licencias oportunas, contratar al personal encargado de ejecutar la obra, adquirir los útiles y la maquinaria necesaria...

Gracias a un interesante expediente conservado en el Archivo Parroquial de San Bartolomé de Aldeanueva de Ebro podemos conocer con detalle todo el proceso que siguió su Cabildo Eclesiástico en la primera mitad del siglo XIX para poder construir una bodega.


La bodega, una necesidad para el cabildo

El Cabildo Eclesiástico de Aldeanueva de Ebro al no disponer de una bodega propia, había conseguido licencia del obispado de Calahorra para depositar la uva que los fieles le diezmaban en la bodega de la Fabrica de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, pagando por ello una cuota o retribución. Pero esta era una solución transitoria hasta que el Cabildo pudiera construir la suya.

Un sitio donde construir la bodega

La ocasión para la construcción de la bodega se les ofrecio en el año 1831 al proporcionárseles “un sitio que concilia los intereses de este cabildo con la comodidad de los diezmantes”. Se trataba de un corral descubierto del que no se nos da más información que su vecindad al corral de Don Claudio. Ya con un lugar acorde a sus necesidades, el Cabildo reunido el 16 de marzo de 1831 acordó iniciar las diligencias para construir la bodega.

La difícil financiación

Construir una bodega conllevaba unos gastos muy elevados por lo que lo primero que tuvo que hacer el Cabildo fue conseguir dinero. La primera opción que barajó fue la de tomar a censo dinero para dicha obra, es decir pedir un préstamo; pero pronto encontraron otra solución que les evitaría empeñarse: reclamar a la Fabrica la devolución de los 10.010 reales que le había prestado en el año 1824 y por lo que le venía cobrando una renta anual de 310 reales y 10 maravedís.

Para este próposito era precisa la autorización del obispado de Calahorra, quien además debía concederle la licencia para la ejecución de la obra. Es por ello que el primer día del mes de julio de 1831 el Cabildo concede poderes plenos al doctor Lucas López, cura propio de Aldeanueva de Ebro para que practique las diligencias necesarias ante el Tribunal Eclesiástico del obispado.

De esta manera se inició un proceso que supuso el nombramiento de un procurador ante el Tribunal Eclesiástico de Calahorra, quien dará traslado de la solicitud del Cabildo. Antes de adoptar una resolución, el Tribunal pidió información al cura de Rincón de Soto, quien el 12 de julio les detalló la situación económica de la Fábrica y del Cabildo de Aldeanueva de Ebro, la naturaleza del préstamo realizado en el año 1824, la situación en la que quedaría la Fábrica si hiciese frente a la devolución del préstamo; así mismo le informó de la obra que se quería ejecutar y del costo que podía connlevar.

A la vista del informe del cura de Rincón de Soto el fiscal del Tribunal consideró que se debía “acceder al reintegro y facultad que se pide”. Pero finalmente el Provisor y Vicario General del Obispado de Calahorra solo accederá de manera parcial a lo solicitado, otorgando el 17 de julio de 1831 licencia para que el Cabildo Eclesiástico de Aldeanueva de Ebro recibiese de la Fabrica de la iglesia 4.000 reales en devolución de parte de los 10.010 reales que le cedió y para que los inviertiera en la construcción de una bodega.

La construcción de la bodega

Conseguida una parte del dinero necesario y con la autorización para la obra, ya se pudo comenzar la construcción de la bodega.

El proyecto, la planificación y valoración de las obras fue realizado por el arquitecto y maestro albañil, Pedro Monasterio, vecino de Azagra. El navarro además se encargaría de la dirección de las obras, atendiendo a cuantas consultas fueron necesarias. De la ejecución material se encargaron Facundo Ocón Arnedo y Pedro Merino, maestros alarifes de Aldeanueva de Ebro.

La obra consistió en el cerramiento y acondicionamiento de un corral sin techumbre y con paredes de adobe. Se derribó la pared de adobe de la fachada y se levantó una nueva con un primer tramo de piedra de dos varas de altura (cerca de dos metros) y en el que se abrió la puerta de entrada y dos ventanas por las que se introduciría la uva en la bodega. El segundo tramo, que llegaría hasta la altura del tejado del corral vecino, estaría hecho con unos pilares de ladrillo y adobe. La pared de atrás se mantendrá de abobes con dos pilares a cada lado sobre los que apoyaba un madero. El techo de la bodega estaría cruzado por 50 maderos que iban desde la pared principal a la trasera y sobre los que se colocaron las bovedas para el tejado.
Aldeanueva de Ebro. Fachada semejante a la de la bodega del Cabildo

La bodega tendría dos plantas. En la planta baja se encontraría la bodega propiamente dicha, y sería allí donde se recogería la uva, elaboraría y conservaría el vino.

A la entrada de la bodega estaba el pisador en el que se echaba la uva desde el exterior a través de las ventanas y donde se aplastaría y estrujaría la uva. Este pisador estaba enladrillado y tenia unas dimensiones de 4 varas de ancho por 3 de largo y se levantaba 4 pies de alto. (8,3 metros cuadrados - 9,3 metros cúbicos)

Detrás del pisador se construyó un foso de paredes empedradas “a tizón” con una profundidad de algo menos de medio metro, y en cuyo fondo se colocaron 14 combos o piedras de “media vara en cuadro” que servirián de asiento para los tinos de la bodega. Al lado del foso donde irían los tinos se acondiconó un espacio para colocar una “prensa al aire”.

En la segunda planta estaría la oficina del mayordomo de los diezmos, toda ella enlucida, con una puerta con una piedra para el umbral, una ventana y ventanilla con sus cerraduras y unos asientos de tabla.

Los tinos

Para el almacenamiento del vino se solicitaron los servicios de Pablo Maguregui, maestro de cuberia de Anguciana, quien se encargaría de hacer dos tinos con una capacidad de 1.000 cántaras cada uno (32.000 litros en total), “a estilo de Rioja con tablas de dos pulgadas de grosor y con ocho cellos de hierro. Cada uno de los tinos tendría su “témpano” o tapa. El contrato se firmó a mediados de julio, y los tinos debían estar colocados en la bodega para el comienzo de la vendimia. Durante un año completo el cubero se hacía responsable de las posibles reparaciones que pudieran ser necesarias.



La prensa

A la bodega además se le dotó de una prensa “al aire” de la que se nos dice que era firme, reforzada con planchas de hierro en la costuras.

Utensilios de la bodega

Construida la bodega, e instalados los tinos y la prensa, finalmente el cabildo tuvo que dotarse de todos los utensilios necesarios, como una escalera para subir a los tinos, un comportillo para recibir el mosto de los tinos, dos canillas de bronce para los dos tinos, una cantara de cobre, un azumbre y un envasador también de cobre y dos arpas. La mayoría de estos utensilios se guardaban dentro de una alacena.

Para la oficina del mayordomo se adquirió una mesa con cajón.

Coste de la bodega

El precio final de la bodega, sin contar el corral en la que se construyó, ascendió a 13.370 reales, distribuidos del siguiente modo:



Concepto
Reales
Honorarios del maestro arquitecto: plan y avance de la fábrica; 3 consultas sobre dudas.
Peatón por ir a Rioja a activar la contrata de los tinos.
172
Maestros alarifes
6540
2 Tinos
4650
Entarimado tinos al maestro tinero
320
Aumento del entarimado que pareció insuficiente: trabajo alarife y yeso
70
Tempanos superiores de los tinos
Comportillo
660
2 canillas de bronce
88
Prensa al aire
500
2 arpas
1 escalera segura para subir a los tinos
70
Cántara de cobre
Envasador de cobre
Azumbre de cobre
240
Mesa cuarto mayordomo con cerraja y llave
2 cerrajas y llaves para las ventanas exteriores de la bodega
60

Una vida corta para la bodega

La bodega había sido largamente esperada por el cabildo aldeano, pero una vez construida no estaba llamada a perdurar mucho tiempo. La supresión de los diezmos en el año 1841, justo a los 10 años de su construcción, dejaba a esta bodega sin el sentido para la que fue construida.

Comentarios en Facebook: Aldeanueva Histórica


José Luis Gómez Urdáñez. Es sorprendente: haciendo una bodega cuando ya muchos vecinos no pagaban diezmos; tampoco el cabildo parroquial -imagino que muy reducido en efectivos- tenía medios de control en esas fechas. No sé en Aldeanueva, pero en otros pueblos riojanos se dice cuando va llegando el final de la Década Ominosa que son todos liberales. El documento, interesantísimo.

Miguel Ángel Del Prado Martínez. Habrá que estudiar con más detalle hasta que punto se estaba disminuyendo la recaudación de los diezmos en Aldeanueva. Si hacemos casos a lo que se nos dice en este expediente parece que lejos de disminuir se está aumentando: “Mucho tiempo ha que esta corporación está experimentando la falta de un sitio para recoger el diezmo de uva que todos los años se aumenta en esta villa”.
Lo que está claro es que en Aldeanueva se produce una gran excepcionalidad y es que hasta comienzos del siglo XIX no comienza a recaudar los diezmos su cabildo eclesiástico, así que por poco que se recaude siempre será mucho más que lo que antes se recaudaba.

José Luis Gómez UrdáñezClaro, es parecido a lo que pasa en Pradejón (aunque ahí no tenemos fuentes suficientes). Pero es muy buena la excepción, pues recuerda a muchos sitios donde los parroquianos siguieron diezmando "por respeto". Es también el comienzo del gran combate liberales-conservadores que, por lo que te leí, en Aldeanueva fue fuerte.

Miguel Ángel Del Prado Martínez. De confirmarse un mayor cumplimiento del pago de los diezmos por los aldeanos a finales de la segunda década del siglo XIX no sería difícil vincularlo a la represión y persecución que los liberales de Aldeanueva sufrieron con el regreso al poder de los absolutistas tras el Trienio Liberal. Pero la construcción de la bodega creo que lo que viene a evidenciar es el inicio de las tensiones entre la fábrica y el cabildo, o lo que es lo mismo entre el Ayuntamiento –patrono de la fábrica- y el cabildo. Es significativo que sea 24 años más tarde de conseguir la iglesia de Aldeanueva la desmembración de las parroquiales de Calahorra cuando solicite licencia para depositar la uva en la bodega de la fábrica. En mi opinión, lo que se hace en el año 1829 es conseguir el derecho para hacer algo que ya se venía haciendo de hecho desde años atrás. La reclamación por el cabildo en el año 1831 de la devolución del dinero que le había prestado a la fábrica para construir la bodega se podría interpretar en el mismo sentido. A mediados del siglo estas desavenencias ya se manifestarán de manera clara en el enfrentamiento entre el cura y el alcalde.

José Luis Gómez Urdáñez. Claro. Esto es un asunto de enorme importancia y creo que la documentación de Aldeanueva nos va a permitir comprobar: de ese momento arranca la imposibilidad de sumar a la Iglesia a cualquier solución y al final, acabará ganando con el concordato de 1855. Y ganándolo todo.